Thursday, May 31, 2007

I´m a Rock N Roll Star!!


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¿Que pasaria si...?

Si cuando nos echaramos un pedo, en lugar de apestar a madres, oliera a la famosa planta "huele de noche"? Apuesto a que muchas parejas en el mundo disfrutarian mas el dormir juntos jajajajaja!! Me imagino la escena...

"Vieja!! El perro se volvió a cagar en el cuarto!! Apesta a madres!! Echate un pedo!!"

"Aguanta que ando tapada!! Mejor echatelo tu, al fin que te reventaste los frijoles charros que trajo el compadre!!"

"Esta bien vieja, ahi te va!!"

¡MADRES!

"Ahi´ta no? Huele de noche!!"

"Eso es todo viejo!!"


Aunque ya no sería chistoso el intentar adivinar quien se echo el pedo entre amigos... ya no saldría el orgulloso diciendo: "A huevo! Fui yo!" mientras se para el cuello...

Saludos!!

Sunday, May 27, 2007

Despertar

Despertar

Despierto con la luz del sol en mis ojos. Todo se ve borroso. Una nube tapa momentáneamente el sol. Se aclara el panorama. Toda una ciudad esta enfrente de mi pero no lo veo a color como debería ser. Todo lo veo en blanco y negro, todos se ven aburridos, se dejan llevar por el viento. No tienen idea de a donde van. Necesito salir de aquí.

Comienzo a correr, el viento da en mi cara y a pesar de la distancia que llevo recorrida no siento cansancio alguno. El paisaje comienza a cambiar, cada vez hay menos coches, menos peatones, menos edificios pero hay algo que no cambia. Mi visión. Sigue siendo en blanco y negro.

Diviso un bosque a la distancia y decido internarme en el. Las sombras se alargan cada vez mas, lo que significa que esta oscureciendo. Sin darme cuenta estoy en medio de un mar de arboles, todos se ven iguales, sin chiste. Hay mucho lodo lo cual dificulta mi caminar. Me estoy hundiendo paso a paso y llega un momento en el que el lodo me llega hasta las rodillas. No me puedo mover de la cintura para abajo y sigo hundiéndome.

El pánico comienza a apoderarse de mí. Dicen que la muerte de un ahogado es de las más dolorosas. No diviso a nadie a la distancia pero de nada serviría, me he quedado sin voz y no puedo mover los brazos. El temor de morir ahogado es más fuerte que mi instinto de supervivencia. Solo puedo mover los ojos. Cuando pienso que todo esta perdido comienzo a orar. Solo quiero que mi muerte no sea dolorosa. Es extraño… moriré viendo todo en blanco y negro. Que muerte tan triste, tan apagada, tan irónica ya que dicen que la falta de colores indica ausencia de vida. Cierro los ojos. Ya es de noche.

Abro los ojos por última ocasión, el lodo comienza a inundar mis pulmones. Entonces veo una figura conocida caminando a lo lejos. Alcanzo a gritar un nombre. -“¡Claudia!”- Entonces me doy cuenta que el lodo ha desaparecido.

Al volver la mirada ella ya no esta. Solo quedó una estela dorada que sigo sin titubear. Se siente un hormigueo en mi estomago. Poco a poco al panorama se va aclarando y el manto negro con diamantes se vuelve un manto color azul rey. Sonrío por primera ocasión y me doy cuenta de algo…

¡Estoy viendo colores! Debí notarlo cuando vi esa estela dorada. En fin, nunca es tarde para darse cuenta de las cosas bonitas que tiene la vida, lo importante es notarlas antes de que sea muy tarde. Es chistoso, uno piensa que puede jugar con su tiempo cuando en realidad es el tiempo el que juega con uno. No hay tiempo para desperdiciar con tonterías.

Llego a un río, sigo siendo guiado por aquella estela dorada que dejo ese ángel. Al intentar sumergirme me doy cuenta que es imposible ya que por alguna extraña razón puedo caminar sobre el agua. Me atrevo a dar pasos mas seguros y antes de darme cuenta estoy corriendo. Es una sensación increíble, puedes ver los peces nadar bajo tus pies. Sigo a la estela por el curso del río y llegamos a altamar. Entonces en un punto determinado la estela detiene su camino y revolotea, como si fuera un pequeño huracán dorado. Cuando me acerco la estela se aleja y sube al cielo donde se pierde con la luz del sol. Cuando miro hacia abajo veo infinidad de delfines. Estos animales parece que siempre están alegres. ¿Se estarán riendo? Disfrutan su vida, disfrutan el mar, disfrutan su compañía, saben vivir. Alzo la vista con ánimos renovados y decido lanzarme a la aventura…

Salté. No se de donde salió tanta fuerza para elevarme tanto pero por un momento me asuste al pensar en la caída. Entonces pensé: “No necesariamente tengo que caer…” y me deje de preocupar. Comencé a volar, al principio con miedo de caer pero me di cuenta que había superado muchos temores desde que abrí los ojos en medio de una ciudad sin ganas de vivir. Había corrido una distancia que a cualquier ser humano lo hubiera matado. Estuve a punto de morir en medio de un mar de lodo. Había caminado sobre el agua. Y todo porque me impulsaba ese ángel que estaba buscando y que apareció en el momento preciso para no dejar que me rindiera. Dejó una estela y subió al cielo, hasta perderse con la luz del sol. Tenía que seguirla pero… ¿y si me quemaba? Deje el pensamiento derrotista a un lado y me eleve.

Quise cerrar los ojos pero no pude. Vi paisajes inimaginables, un padre amoroso jugando con sus hijos en un parque, la mamá sonriendo desde una hamaca. Vi una casa hermosa, vi comida que olía riquísimo, volví a ver a la misma familia compartiendo un juego de mesa. Algo me resulto familiar y me vi reflejado en el padre. Cuando vi el rostro de la mamá me quede sin habla. En ese momento la imagen se perdió y abrí los ojos.

En realidad había estado imaginando los últimos 5 minutos. Si pude cerrar los ojos. Pero jamás extrañe esas imágenes. ¿Quieres saber porque? Porque lo primero que vi cuando abrí los ojos fue a ese ángel que había salvado mi vida. Claudia. Y la vi más sonriente que nunca, sus ojos color miel me veían como si me hubieran estado esperando toda una vida. Ese era el rostro que había visto reflejado en la familia durante mi sueño. Era ella la que estaba recostada en la hamaca. Era yo el que estaba jugando en el parque. Éramos una familia. Y ahora estaba ahí, tan alegre de verme y con los brazos extendidos para abrazarme.
No iba a desperdiciar esa oportunidad. La había buscado muchos años y la tenía frente a mí. Había visto los dos lados de la moneda, desde la vida sin chiste, sin color, sin rumbo fijo hasta la vida de colores, con un objetivo y una visión en mente. Desde lo apagado de las personas hasta la alegría de los delfines. Estaba decidido a disfrutar esa nueva etapa de mi vida y aprovechar al máximo que al fin nos habíamos encontrado.